¿En qué punto de relación estamos entre el deporte y la ciencia? Evidentemente, la respuesta variará en función del club, de la cultura y del desarrollo que pueda tener el país en el que se encuentre. Sin embargo, para entender la necesidad y la relación que debe tener la preparación física en el baloncesto, necesitamos esta respuesta.
Y precisamente de esto trata este post, de la relación de la preparación física en el baloncesto y cómo deberíamos entenderla para conseguir los mejores resultados en nuestro equipo. Empecemos con una idea:
La ciencia ha de ayudar al deporte. “No superarlo”. El Deporte necesita la ayuda de la ciencia para desarrollarse, crecer y evolucionar.
Mi visión de la preparación física aplicada al baloncesto
Desde un enfoque global, se podría decir que la relación actual entre deporte y ciencia está envuelta en cierta ambigüedad, lucha, incertidumbre y desde un enfoque equivocado. A continuación, te explico con más detalle estas circunstancias y cuál es mi visión sobre lo que debería ser la relación de la preparación física en el baloncesto.
- Ambigüedad: Cada parte le da un peso distinto, por lo que no queda clara la importancia real.
- Lucha: Se crea tensión entre los que entrenamos (por miedo a perder potestad y liderazgo) y los agentes de la ciencia (por deseo de poder y protagonismo).
- Incertidumbre: Es común por parte de los entrenadores por desconocimiento. Muchas veces sabemos que necesitamos ayuda, pero no sabemos cuál es la mejor manera de recibirla, ni qué necesitamos exactamente.
- Enfoque equivocado: Ahora mismo, estamos entendiendo a la ciencia como un algo independiente, que trabaja desde su propia perspectiva, sin tener en cuenta la del entrenador y la del juego.
Como ves, estos aspectos son las razones por las que cada actor defiende sus intereses y no se consigue abrir la consciencia para ver más allá de la perspectiva de cada uno para poder ayudarse y apoyarse los unos a los otros.
Por este motivo, tenemos que alejarnos del modelo de entrenador que se encierra en lo de siempre, por qué siempre se ha hecho así, y dirigirnos a un entrenador que busque toda la ayuda posible, que perciba la ciencia como un avance para su trabajo y su aprendizaje. La ciencia debe ser una herramienta para mejorar, no un enemigo al que superar.
Así mismo, debemos acercarnos a un preparador físico que priorice ayudar al entrenador para resolver las necesidades del equipo y de los jugadores, dejando atrás al que solo pretende demostrar su conocimiento, sin tener en cuenta las necesidades reales del equipo.
Y, por parte del entrenador psicológico, debe trabajar para potenciar los puntos fuertes, y controlar los débiles. Tenemos que alejarnos de profesionales que quieran detectar un problema concreto para aplicar una solución concreta.
Análisis del momento actual sobre la preparación física en el básquet
Estamos en un momento en que se necesita cada vez más un liderazgo compartido para conseguir unos resultados más potentes. Para ello, los diferentes actores deben empatizar entre sí.
La evolución del juego y de la ciencia cada vez es mayor y, cuando estos procesos se encuentran, pueden generarse situaciones de estrés y confusión que hemos de saber dinamizar. La oportunidad de avanzar nunca ha sido tan generosa y debemos saber aprovecharla y encontrar el equilibrio idóneo con la preparación física en el baloncesto.
Mi máxima en este tema es: el juego debe defender a la ciencia, y la ciencia debe ayudar el máximo posible al deporte.
¿Cómo debe ser la relación entre el entrenador y el preparador físico? Mi recomendación de la preparación física en el baloncesto
En la gestión deportiva de un equipo, el entrenador debe tener clara la necesidad de trabajar desde una lógica física, y el preparador físico debe poner valor en la vertiente psicológica/emocional de cierto trabajo.
Para conseguirlo, es importante que haya un buen entendimiento y dinámica de trabajo entre el entrenador y el preparador físico. ¿Cómo conseguirla? A continuación, menciono 4 bases que considero que son fundamentales para construir una buena relación entre el entrenador y el preparador físico, consiguiendo así resultados óptimos para el equipo y los jugadores.
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Orientación de las necesidades
Lo primero y más básico que hay que tener en cuenta en la relación entre el entrenamiento y la preparación física en el baloncesto son los protocolos de organización, que deben estar muy claros desde el principio.
En este aspecto, es de vital importancia que el entrenador dé espacio al preparador físico para elaborar un programa de desarrollo de las cualidades físicas-fisiológicas básicas de cada jugador, siguiendo siempre la línea de trabajo y la proyección marcada por el entrenador. Esto pasa por reducir al mínimo las amenazas (en este caso las lesiones) teniendo en cuenta los tiempos de descanso y la regeneración.
Además, ambas figuras deberán colaborar trabajando conjuntamente los básicos del jugador (trabajo sobre las cualidades físicas perceptivas), y en la detección del talento tanto físico como técnico. Por este motivo, ambos deberán estar al día del estado físico de cada jugador.
Ritmo del ejercicio
En este punto es clave que tanto el entrenador y el preparador físico planifiquen muy bien las sesiones para coordinar correctamente el ritmo de trabajo con las pausas de descanso lógico. Por supuesto, los ritmos dependerán de si se está en proceso de formación o de competición.
Ritmo de la sesión
El ritmo de la sesión es otra parte muy importante a tener en cuenta en la preparación física en el baloncesto. El ritmo de la sesión es una herramienta de control de la carga y de la exigencia de la demanda física. Igual que en el caso anterior, dependerá de si se está en formación o en competición.
Uso en la competición
Todas las decisiones las tomará el entrenador, y el preparador físico se encargará de revisarlas y controlarlas. A partir de esta hoja de ruta se crearán las siguientes cargas de trabajo.
En este punto, cabe destacar que en función de la preparación de competición y del estado de forma, el tiempo máximo de actuación por jugador no rebasará mucho más de los 20 minutos en carga. Para ello, el preparador físico participa en las rotaciones a través del control de minutos.
Mis conclusiones sobre la preparación física en el baloncesto
Desde mi experiencia como entrenador tengo clara una cosa, necesitamos personas de confianza, personas con las que poder creer y confiar. Esto nos relaja, nos desestresa y nos permite centrarnos en los aspectos del juego.
La cuestión no es si el entrenador entrena demasiado, si no lo que el entrenador considera que hay que entrenar para que un jugador aprenda y un equipo compita.
Por eso, para mí la clave es que la ciencia sepa y entienda el por qué y en qué hay que ayudar al entrenador. Y, por nuestra parte, hacer el esfuerzo de presentar una propuesta de necesidades lógica y con más base explicativa.